El regreso de la forma

El regreso de la forma


Le Corbusier es considerado como una de las mentes maestras en la arquitectura moderna, y de la mano de unos cuantos la posicionaron como la corriente del siglo XX. Su última obra fue el Pabellón Le Corbusier, inaugurado en 1967, dos años después de su muerte y la única obra que el arquitecto realizó en acero y vidrio. El diseño busca crear una simbiosis entre la arquitectura y el arte. 


En 2017 fue cerrado para su remodelación y este año está de regreso para cautivar, con su construcción en forma de barco, a todos los amantes de la materia y a pesar de ser reconocido mundialmente como una joya arquitectónica, le da a Zurich un nuevo punto de interés cultural, en concreto, con una obra de arte a gran escala. El proyecto de restauración fue encabezado por Silvio Schmed y Arthur Rüegg que respetaron el antiguo modelo.

Gracias a sus 600 metros cuadrados y sus cuatro pisos, el Pabellón ofrece múltiples perspectivas que los visitantes pueden apreciar a su propio ritmo. Los muebles de Le Corbusier, algunos de ellos instalados de manera permanente, se extienden por todo el espacio, demostrando su segunda designación como residencia e invitando a los visitantes a quedarse. Incluso la pequeña terraza en la azotea ahora está abierta al público, ofreciendo vistas sin obstáculos del delta del río Zürichhorn y del lago. La construcción se basa en el sistema de proporciones Modulor de Le Corbusier (pretende ser un sistema de medidas superior a los mayoritarios existentes, el Pie-pulgada y el Métrico Decimal, que permita al mundo moderno superar la barrera económica y cultural que supone coexistir con dos sistemas), incorpora varios de sus otros principios de diseño, como la  prefabricación, elementos como la rampa de acceso, el pequeño jardín en el techo que se repiten a lo largo de su obra y el "promenade architecturale", una ruta cuidadosamente concebida a través del edificio para permitir al visitante ver y experimentar la arquitectura de manera óptima, generando esto un legado arquitectónico.

La apertura va acompañada de una exposición llamada Mon Univers, que trata sobre la pasión del arquitecto suizo por coleccionar objetos relacionados con el arte, el folclore y la naturaleza, y que utilizó como fuente de inspiración para sus diversas prácticas artísticas, caracoles, cerámicas de los Balcanes, restos y vidrio industrial. La presentación reúne originales de la colección privada de Le Corbusier con fotografías históricas, moldes y pinturas, así como hallazgos de la naturaleza. Los préstamos de la Fundación Le Corbusier en París, importantes colecciones privadas y el Antikenmuseum Basel entran en un diálogo visual y temático con el pabellón, que a su vez se presentan acompañados de los clips de película de Le Corbusier (tomados con una cámara de 16 mm) y una pared de fotogramas de gran formato.

Mientras que en el nivel inferior se muestran los originales, las copias permanecen en la planta baja, dedicando el piso superior a algunos originales que Le Corbusier habría recopilado según la opinión de los curadores. Estos incluyen una máscara de hombro Nimba del pueblo Baga, una Afrodita de mármol (Antikenmuseum Basel), máscaras de cabeza Ekoi y un recipiente de cerámica de gran formato conocido como una lata de la colección de Artes Decorativas del Museum für Gestaltung Zürich. La legendaria instalación de 1931, Les arts dits primitifs dans la maison d’aujourd’hui, se recrea en el atrio de dos pisos en la planta baja.

Además, a las exhibiciones se les une una muestra permanente de 17 fotografías realizadas por René Burri, quien ejerció como “historiador visual” de Le Corbusier y de su trabajo desde 1955 hasta 1965.

 
Director: Simon Marius Zehnder, Museum für Gestaltung Zürich
Propietario: Ciudad de Zurich
Exposición: Mon univers, 11 mayo – 17 noviembre 2019
Curadores: Arthur Rüegg, arquitecto, y Christian Brändle, director del Museum für Gestaltung Zürich 
Escenografía: Silvio Schmed, arquitecto
Fotógrafo: Georg Aerni